viernes, 28 de agosto de 2009

PODER DEL PETROLEO

Petróleo: ingreso y actividad

En términos del ingreso fiscal petrolero, la disminución de la renta por el aumento de los costos por barril y la reducción de la carga tributaria han sido mucho más que compensadas por el aumento en volúmenes. De hecho, para 1997, con un precio similar al de 1986 en términos reales, el ingreso fiscal petrolero aumentó en 4.700 millones de dólares. Un aumento de 64 % respecto a 1986. El aumento de volúmenes representó un ingreso adicional de más de 5.600 millones de dólares y las ganancias de PDVSA en 1996 permitieron declarar dividendos por más de 2.000 millones, lo cual más que compensó la merma en el ingreso fiscal por la eliminación del Valor Fiscal de Exportación por unos 2.000 millones de dólares, el no ajuste de los precios de mercado interno por unos 500 millones y el aumento de costos operacionales por alrededor de 400 millones. Por otro lado, el ingreso por las primas por licitaciones de 1997 compensaron los costos contables por depreciación y pérdidas cambiarias. Valga notar que de no haberse eliminado el VFE no se hubiera podido aumentar el volumen, con lo cual la recaudación potencial por el VFE tampoco hubiera estado ahí.

Esta fue la estrategia que se planteó al momento de solicitar la eliminación del VFE. En la medida que se le diera oxígeno financiero al sector y se permitiera su expansión, el aumento volumétrico más que compensaría la reducción de la carga tributaria, como en efecto ha sucedido. Por el contrario, la no eliminación del VFE no hubiera significado el crecimiento de la recaudación fiscal sino su caída, ya que el grueso de la inversión petrolera se destina a compensar la declinación de los yacimientos.

No debemos olvidar que, por tratarse de una actividad extractiva, la producción de los yacimientos tiende a caer en el tiempo. En Venezuela, en promedio, la tasa de declinación natural de la producción está en el orden de 22% por año. Esto quiere decir que, si no se invierte, cada año se producirá 1/5 menos que el año anterior. Para los niveles de producción actuales, la producción caería en el primer año en unos 700 mil barriles diarios. Llevado a su extremo, este razonamiento implicaría el agotamiento de la producción petrolera en cinco años. La inversión necesaria para mantener el potencial de producción en los niveles actuales es de unos 4.000 millones de dólares por año. Para ponerlo figurativamente, en el sector petrolero es necesario correr para quedarse en el mismo sitio.

En 1998, el aumento de volúmenes respecto a 1986 permitirá compensar la caída del ingreso fiscal petrolero de 3.100 millones de dólares por la caída del precio de exportación en más de 4 dólares por barril, además de la merma producida por la eliminación del VFE por un monto de 2.300 millones de dólares. Esto es, la recaudación fiscal petrolera de 7.500 millones de dólares en 1998 hubiera sido 5.400 millones más baja si el país no hubiese duplicado su producción respecto a 1986. Sin embargo, la merma de las ganancias en 1998 y el no aumento adicional de la producción, por la reducción de la inversiones en 1998 y 1999, hará que la caída del ingreso por la caída de los precios se sienta con toda su severidad en 1999.

Suponiendo que el nivel actual de precios se mantiene en el mediano plazo, el ingreso fiscal petrolero crecerá con la producción aun cuando la renta por barril tienda a caer marginalmente. La producción de petróleo en el país se puede duplicar en el mediano plazo dada nuestra base de reservas y la expansión de nuestros mercados naturales. Junto con la producción se puede duplicar el ingreso fiscal petrolero.

Sin embargo, dado que es imprescindible que la economía en su conjunto crezca en forma robusta, en términos relativos el ingreso fiscal petrolero no crecerá, aun cuando crezca en términos absolutos. Esto hace impostergable e imprescindible una reforma tributaria que reconozca la caída estructural del ingreso fiscal petrolero respecto al tamaño de la economía y aumente la recaudación no petrolera consistente con un nivel adecuado de gasto fiscal.

Por el contrario, si se renueva la presión tributaria sobre el sector petrolero y se limita su crecimiento o se provoca su contracción al reducir la inversión más allá de la mínima para mantener el potencial, la recaudación fiscal petrolera caerá en términos relativos en forma acelerada, exacerbando el desequilibrio fiscal existente al nivel actual de precios.

En la medida que se ha reducido la renta por barril, se ha "normalizado" la relación del sector petrolero con el resto de la economía, pero el petróleo como actividad aun muy rentable no volverá a tener la importancia relativa que tuvo en el pasado como fuente de ingresos fiscales.

Si bien se reduce la renta por barril, sucede todo lo contrario con la inversión y el esfuerzo necesario para producir y procesar un barril de petróleo en el país. En la medida que disminuye la productividad natural del sector petrolero, esto es, los crudos se hacen de peor calidad y decae la productividad de los yacimientos, se requerirá mayor valor agregado para producir y procesar cada barril en el país. En última instancia, se requerirá cada vez más trabajo para obtener igual producto.

Al mismo tiempo, el grado de desarrollo nacional permite que el país aporte una cantidad creciente de bienes y servicios al proceso de producción y procesamiento de petróleo. Cuando se inició la actividad petrolera en Venezuela, hace ochenta años, el grado de atraso nacional impedía suministrar otra cosa que mano de obra poco calificada a la industria petrolera transnacional. Hoy en día, la industria petrolera es manejada y operada por venezolanos; el 80% de la ingeniería es de origen nacional y más de la mitad de los bienes que consume la industria son producidos en el país. El sector petrolero nacional es hoy mucho más que PDVSA, son centenares de empresas y compañías dedicadas a producir y procesar petróleo y a producir bienes y servicios para la industria petrolera.

Si analizamos la importancia relativa del sector petrolero en el contexto de la economía nacional observamos que la actividad petrolera representa hoy en día el 14% del Producto Interno Bruto, es decir, de la totalidad de la producción de bienes y servicios en el país. A lo anterior debemos añadir el efecto multiplicador que tiene sobre la economía la demanda de bienes y servicios del sector para sus operaciones e inversiones. Las actividades conexas a las operaciones representan un 5% del PIB, en tanto que aquellas vinculadas a las inversiones del sector suman un 9% del PIB. Esto es, la actividad productiva petrolera en sus efectos directos e indirectos representa un 28% del valor agregado anual en la economía nacional.

Adicionalmente, para tener una visión completa de la importancia del petróleo en la economía nacional, a ese aporte de 28% se debe añadir el valor agregado por el gasto fiscal financiado por el ingreso petrolero y los efectos indirectos de este gasto. Este monto alcanza a un 12% del PIB. Con lo cual el petróleo tanto en cuanto a industria como a fuente de ingresos fiscales representa alrededor del 40% de la economía nacional. No cabe duda que la economía venezolana sería totalmente diferente sin petróleo.

En los próximos años, la expansión potencial del sector petrolero generará un importante efecto de arrastre sobre el resto de la economía. El sector petrolero se planea que crezca alrededor de un 5% por año por los próximos diez años. Cifra similar al promedio anual de los últimos diez años. Si esto es así y si el sector no petrolero independiente del petróleo crece al 3.5% por año en promedio, la economía en su conjunto podría crecer a un promedio del 4.5% por año, aproximadamente un 2% per cápita. Esto es lo mínimo a lo que debería aspirar el país en el mediano plazo. Para ello la expansión del sector petrolero es condición necesaria pero no suficiente.



LA IMPORTANCIA DEL PETROLEO EN LA ECONOMIA MUNDIAL

El petróleo y su gama casi infinita de productos derivados le convierten en uno de los factores más importantes del desarrollo económico y social en todo el mundo. El petróleo y las decisiones estratégicas que sobre él se toman por los países productores influyen en casi todos los componentes de coste de una gran parte de los productos componentes de coste de una gran parte de los productos que consumimos. Cuando sube el precio del petróleo se produce una subida de los costes, de forma más o menos inmediata, en casi todos los sectores productivos y, en consecuencia, se nota en los precios de los bienes de consumo.
La extracción y producción de petróleo está en manos de unos pocos países productores y es controlada por los denominados carteles (OPEP), quienes con sus decisiones influyen en los distintos mercados en los que se fijan los precios mínimos del crudo. Por todo ello, es muy importante el impacto del petróleo en la economía mundial y en las de los diferentes países que dependen en gran medida de esta materia prima.
La OPEP
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) fue creada en 1960, con sede en Viena. Nació de unas reuniones en Bagdad entre los países árabes productores y exportadores más Venezuela para agruparse y, de este modo, establecer una política común a la hora de fijar un precio y unas cuotas de producción para el petróleo, aunque recientemente haya perdido la fuerza que tenía en los años de la gran crisis surgida del conflicto en Oriente Medio en 1974.
La OPEP controla aproximadamente dos tercios de la exportación mundial de petróleo.
Aunque en sus comienzos no tuvo la fuerza suficiente para hacer frente a la política de las multinacionales, a partir de 1971 la OPEP decidió nacionalizar las empresas de explotación situadas en su territorio, y en 1973 inició importantes subidas en los precios.
A partir de entonces, la OPEP ocupó el primer plano de la actividad económica mundial, porque sus decisiones en materia de precios afectan directamente a las economías occidentales.
Otros países productores
También hay otros países productores de petróleo a los que se les llama "independientes", entre los que destacan el Reino Unido, Noruega, México, Rusia y Estados Unidos. Este último es el mayor consumidor de petróleo, pero al mismo tiempo es uno de los grandes productores.

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